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jueves, 3 de octubre de 2013

Amistad espiritual

Publico una traducción de una hermosa carta de una joven italiana, a la que respondo con mucho gusto.

Querido Cordialiter,
¿Cómo estas? No se nada de ti, además del carisma de tu alma que emerge del blog, pero tengo una gran necesidad de amistades espirituales. En este mundo tecnológico inclinado a diversión inmediata, no es simple encontrar almas que quieran anticipar la relación de amor espiritual del Paraiso ya aquí sobre la tierra. Por fortuna, aunque raras, existen!

¿Cómo va tu Cuaresma? Yo estoy buscando vivirla como mejor puedo, esforzándome en corregir día a día mis vicios, mis errores y defectos a los cuales estoy mayormente inclinada. Buscaré confesarme una vez por semana para permanecer más perfectamente en la gracia de Dios, rechazando totalmente el ofenderlo voluntariamente ni siquiera con un pequeño gesto. En estos días, después de un breve periodo de gran aridez espiritual, Jesús ha querido traer a mi corazón un viento de primavera que ha inhebriado mi alma, sacándola de la duda y del temor, empapándola de su inmenso amor. En ciertos momentos me parece danzar entre las dulces notas de Su voz y quisiera encontrarme ya en el Paraiso, contemplarlo y adorarlo por la eternidad. Pero estoy aun sobre la tierra y entonces me pregunto como puedo vivir en el mejor modo para hacerlo feliz. Daría cualquier cosa para secar una sola lágrima de su dulcísimo rostro, para consolar el terrible sufrimiento que los hombres le ocasionan con el pecado y la indiferencia.

¡O, cuánto arde mi corazón con este deseo! ¿Cuánto aun, le pregunto, tendré que ver que la gente ignora su amor? ¡Ver cuánto lo ignoran después de haberlo recibido en la Santísima Eucaristía!

Es un pensamiento que me consume el corazón. El Vivo y Verdadero, el Dios eterno e infinito, pequeño, pequeño en la Eucaristía porque nos ama tanto! Cada día, antes de levantarme de la humillación de mis rodillas para ir a recibirlo, le pido a la Madre Santísima que prepare mi corazón, de hacer espacio liberándolo de las cosas supérfluas, dejando solo el amor sincero que tengo por El, no la parte egoista que lo busca por interés del alma, sino aquella que busca solo Su placer y Su consolación. Así la dulce Madre del Cielo lo transforma en un cálido pesebre en el cual lo recibo. No puedo recibirlo de rodillas, pero llendo hacia el altar pienso que no soy digna ni siquiera de acercarme con la cabeza baja, sino que quisiera ir de rodillas hasta El. Porque soy la nada que recibe el todo. Y además, una vez que está en mí, me consumo de amor. Siento que todo su poder me invade mientras le repito que se nutra de mi pobre corazón, que me enseñe a amarlo. Y me abismo en El, me pierdo enteramente en El y quisiera no encontrarme jamás. Por esto sufro tanto al ver la indiferencia de los hombres. ¡Nuestro corazón es ya muy pobre para agradecer su amor!

En estas últimas semanas he tenido en el corazón este deseo: quiero ser suya, pero temo que pasará aun un poco de tiempo. Comparto lo que quizá sea una vocación del Señor con una amiga espiritual. También ella tiene vocación y nuestros caminos van paralelos. Compartimos un pasado turbulento, inmerso en el pecado y los trabajos de la vida. Pero ambas estamos enamoradas de Jesús […] No busco otra cosa que darme enteramente a Jesús, para siempre en esta tierra y por la eternidad en el Paraíso. He aferrado la mano de la Santísima Virgen y estoy segura que me llevará por el camino justo, haciéndome bella para su Divino Hijo […].

Un saludo fraterno en Jesús y María, estas siempre en mis oraciones. ¡Que Dios te colme de bendiciones como a tus buenas obras!

(carta firmada)


Queridísima hermana en Cristo,
respondo con mucho gusto a tu e-mail y te agradezco de corazón los bellísimos pensamientos espirituales que abundan en tus cartas.

Me has dicho que sientes la necesidad de tener amistades espirituales. En efecto, San Francisco de Sales aconsejaba a las personas seglares de buscar amistades de este género, con las cuales animarse mutuamente en la práctica de las virtudes cristianas. La vida sobre esta tierra es un continuo combate espiritual, y a veces sucede que estamos solos y desanimados. Pero si se tienen amistades espirituales, se ayudan mutuamente haciendo más fácil avanzar hacia el fin último de nuestra existencia: Dios. Gracias a mi blog, he podido hacer una verdadera amistad espiritual con varias personas que practican la devoción, y te puedo decir que eso me ha dado mucho ánimo porque es edificante para mí ver tantos hermanos y hermanas en la fe, combatir con ardor la misma batalla por la santificación de las almas y la mayor gloria de Dios.

Cuando una amistad es verdadera, o sea, está fundada sobre la virtud de la caridad, nace del Espíritu Santo y los frutos son deliciosos porque la devoción se da de un corazón al otro y las almas avanzan juntas sobre el camino de la perfección cristiana. En el mundo reina el egoismo, el deseo de los bienes terrenos y la búsqueda desenfrenada de los placeres; parecería que vivimos en tiempos de paganismo. Es realmente una gran consolación saber que existen aun hoy, jóvenes que consideran las cosas mundanas como vanidad de vanidades y aspiran solo a amar y servir a Jesús abrazando la vida religiosa. Estoy muy contento que quieras donar para siempre tu vida a Quien te ha creado. En una congregación religiosa observante tendrás muchas posibilidades de salvar tu alma y de ser santa. Haces muy bien de combatir también contra los pecados veniales, los cuales, aunque no matan el alma la hieren haciéndola floja y débil en la lucha. Cuando uno es tentado a cometer un pecado venial, es necesario pensar que Dios, después de todo el bien que nos ha demostrado donándonos a Jesucristo, no puede ser ofendido ni siquiera con una pequeña culpa voluntaria.

El Redentor se ha inmolado sobre la cruz por nuestro amor, pagando en nuestro lugar la pena que merecíamos por nuestros pecados. Muy grande sería nuestra ingratitud si no permaneciéramos fieles al Evangelio aun en las pequeñas cosas. El amor, con amor se paga. Demostrémosle nuestro amor evitando cometer aun las pequeñas faltas voluntarias.

Estoy contento que tienes una amiga que tiene tu mismo ideal de consagración total a Dios, asi pueden animarse mutuamente en esta batalla importantísima de vuestra vida espiritual. ¿Cuántas son las jóvenes solteras en Italia? Millones. Y entre todas ellas, ¿Cuántas se sienten atraidas por el deseo de ser esposas de Jesucristo? Pocas, poquísimas. Vosotras dos son parte de este pequeño grupo, deben sentirse afortunadas por haber recibido semejante gracia, ¡más que todas las riquezas y vanidades de la tierra! Lamentablemente solo pocas personas comprenden estos razonamientos. Las animo a perseverar con tenacidad en este camino. Sería un gran dolor para Jesús si volvieran a la vida mundana del pasado y se olvidaran de la llamada divina. Pero confio que eso no sucederá, porque ya seas vos o tu amiga, se han donado con alma y cuerpo a la Santísima Virgen con la consagración formulada por San Luis María Grignon de Montfort, por lo tanto se han puesto en óptimas manos y Ella las custodiará de los ataques del demonio, del mundo y de la carne. Los mundanos piensan que vuestras vidas serán desaprovechadas en un monasterio, pero ¿Qué importa lo que piensan los mundanos? Lo importante es vivir en amistad con Dios, en espera de llegar a amarlo en la Patria Celestial por toda la eternidad.

No veo la hora de saber que vos y tu amiga han abandonado este mundo inmerso en el lodo de los vicios, para abrazar la vida religiosa inmolándose por la salvación de las almas y por el triunfo del Corazón Inmaculado de María. ¡Jesús y María deben reinar!

Las saludo cordialmente con caridad fraterna,

Cordialiter