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lunes, 14 de enero de 2019

Amar a Jesucristo

[De los escritos de la Beata Maria Deluil-Martiny, Fundadora de las Hijas del Corazón de Jesús]

El objetivo de Satanás, el ideal de las sectas es quitar a Jesucristo del mundo, de abolir hasta la memoria de su doctrina y de arrancarle las almas; es necesario, por lo tanto, hermanas, amar a Jesucristo, unirse a Jesucristo, imitar a Jesucristo, conquistar almas para Jesucristo. Es necesario amar a Jesucristo y unirse a Jesucristo. Amémoslo como vírgenes y como esposas; dejemos a sus pies adorados nuestros lirios que El mismo ha hecho crecer, bañándolos con su Sangre preciosa y cuyo perfume será aspirado solo por El.

El Instituto es sobre todo una obra de amor; por eso no acoge más que almas llenas de un amor generoso, delicado, ardiente. Esto es porqué nos hemos consagrado al Corazón de Jesús, centro del amor; esto porqué nos hemos reunido en torno a la Eucaristía, obra maestra del Amor. La Eucaristía es Dios con nosotros y nos da la consumación del Amor, la unión real con Jesucristo. Debemos exaltar a Jesucristo con la adoración, con inmenso respeto, fe viva y la virtud de la religión llevada a su grado más alto, recogida en Jesucristo y que desde nuestras almas llegue a El, y por El a la adorable Trinidad.

Consagremos nuestros corazones a saciar, en cuanto sea posible, la sed ardiente que tiene Jesucristo de ser conocido y amado de sus creaturas. A cambio del odio infernal, queremos donar a Jesús todas las delicadezas del amor que compadece, que repara, que todo comparte y nada rechaza; del amor que arranca al Corazón del Amado, los secretos de su caridad ardiente, del celo que lo devora, de sus agonías, de sus dolores, de sus sacrificios; del amor que se da de por vida y que por la gloria de Dios, está dispuesto a dar su sangre.

Esto es porqué nos esforzamos en cumplir los deseos del Corazón de Jesús. Esto es porqué buscamos en el Corazón Inmaculado de María, fuente de ternura y de amor, en los últimos años de su vida consumida por el martirio de amor, el modelo de nuestros sentimientos y de nuestra vida. Esto es porqué ofrecemos todo y nosotras mismas para que el Corazón de Jesús sea más amado.